En mi monumental codicia por obtener libros y más libros, olí hace unos días en el patio de mis abuelos, una caja llena de libros y revistas cubiertos por tierra y hojas de palto secas. Le pregunté a mi abuelo por qué tenía esa maravilla tan mal cuidada y dijo (para mi alegría) que la iba a botar. Obviamente que me ofrecí a botarla... en mi pieza. Ese día era mi cumpleaños y aunque no me quejo, pues recibí hartos regalos que no esperaba, y de personas muy muy queridas a quienes aprovecho de agradecer, la caja con libros no se le queda atrás a los demás presentes.
El asunto es que entre varias joyas, algunas en inglés (difícil hallar libros en inglés por estos lados), encontré una encuadernación de revistas Zig Zag antiguas, y lo que más me llamó la atención de ellas fue la publicidad, que ocupaba la mayor parte de las revistas... Extraños avisos bombardeaban a nuestros abuelos... Escaneé el que viene a continuación porque me pareció uno de los más singulares. Fue publicado en la edición del 6 de diciembre de 1913.
El asunto es que entre varias joyas, algunas en inglés (difícil hallar libros en inglés por estos lados), encontré una encuadernación de revistas Zig Zag antiguas, y lo que más me llamó la atención de ellas fue la publicidad, que ocupaba la mayor parte de las revistas... Extraños avisos bombardeaban a nuestros abuelos... Escaneé el que viene a continuación porque me pareció uno de los más singulares. Fue publicado en la edición del 6 de diciembre de 1913.
2 comentarios:
Jajajajajajja
la ondita...
Miau.
Interesante aviso...
Supongo que ya enviaste tu caso para ser analizado.
Jajjajaja
Saludos paranormales.
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