lunes, 11 de septiembre de 2006

Un Día y una Noche Particulares

Lo Grato:

Hoy he tenido el placer de conocer a una de las estrellas de la blogosphera local. Súper simpática, es en el Mundo de los Átomos tal como la vemos persiguiendo polillas en su blog: nuestra querida Felina.
No pudiéndose resistir al influjo de las piedras mágicas que nos oculta el desierto, nos pusimos de acuerdo y, acompañada de su pareja, también súper simpático, nos dirigimos a los arenales interminables del que con lluvia habría sido nuestro campo de flores bordado.
Por desgracia o por fortuna, el automovil no podía llegar hasta el yacimiento de cuarzo mismo, pero de cuando en vez hace maravillosamente bien una caminata por los cerros y paisajes de aquellos lugares a primera vista desolados. Personalmente lo pasé genial, pero más que por haber hallado bellos y transparentes cristales de cuarzo [Lo siento, tenía que jactarme], por la agradable compañía conque conté [espero no sea muy distinto a su pensar]

De regreso, y no pudiendo evitar la curiosidad gatuna típica, Felina me convenció para que le mostrase el lugar de las pedradas misteriosas de la primera entrada de este blog. Siento que no quedara tan contenta porque los "duendes" no se dignaron tirarnos ni migas de pan [al menos habrás salido del empacho de bicholandia, no?, jeje]

Finalmente, ya cerca del valle, se nos cruzó un perrito chiquito y desvalido a quien seguramente alguien botó por esos andurriales... ¿qué creen ustedes que pasó? Pues que los gatos parece que no eran tan enemigos de los perros como se decía. Su corazón de abuelita la obligó a bajarse del auto incluso antes que se detuviera para rescatar al pequeñín que no me cabe duda ahora ha de estar abrigadito y feliz.

Lo Tétrico:
Puede que allá no nos hicieran nada, pero hace un rato, a la 1:30 am, después de despedirme de mi pareja y disponerme a cerrar programas y sistemas para pasar una agradable noche... me golpearon la ventana a mis espaldas... A toda velocidad abrí la cortina pero obviamente sólo vi oscuridad. Me levanté de un salto y salí a ver, prendiendo luces. Nada... Me temo que los duendes no quieren que me acerque más por aquellos lados, y quizás esta vez me convencieran. [¿Sería que nos estaban observando? ¡Que Santa Gata me libre!] Por lo demás, estoy haciendo hora para no irme a acostar y ya me echaron a perder la placentera noche.

Las Conclusiones:
Felina tiene un gran corazón, pero no es una gata montesa.

Lo Tristemente Cierto:
Tengo miedoooo!!!